domingo, 26 de julio de 2015

"EL ÚLTIMO ALETEO DE ANDREA"

XVIII FESTIVAL INTERNACIONAL DE DANZA CONTEMPORÁNEA DE MICHOACÁN.../


"EL ÚLTIMO ALETEO DE ANDREA"

Coreografía e Interpretación : Marisol Salinas ./ El Salvador - Paraguay

Teatro Ocampo / Morelia Michoacán, México

Hubo hasta 2013 en El Salvador una mujer llamada Andrea Márquez. Vivía con su familia en El Mozote, un pequeñito poblado en la montañosa región nor-oriente del país, lindante con Honduras. El Mozote y sus alrededores padecieron la que es considerada la más sangrienta masacre de la historia contemporánea del continente, perpetrada por el ejército salvadoreño en 1982. Cuando el ejército llegó, Andrea huyó internándose en el monte, con su hija de 15 meses a cuestas. Pocas personas se salvaron y dieron su testimonio, entre ellas, el caso de Andrea fue extraordinario. En la huida, su hija fue alcanzada por una bala y murió al instante. Andrea, en el monte, la enterró como pudo y siguió en fuga; pero cuando al día siguiente volvió al lugar, los animales la habían desenterrado y no la encontró más. Dos años y medio pasó ella escondiéndose, aprisionada en el bosque, hasta que un comando guerrillero la avistó en la quebrada; debido a su estado desastroso la tomaron por espíritu maligno (¡la Siguanaba!). Le temieron primero, y la persiguieron después, dándole finalmente captura. En el campamento, la lavan, la alimentan, la interrogan, la integran... Se casa de nuevo, tiene dos hijos –nunca recupera totalmente el habla. Veintinueve años pasan, la guerra ha terminado, y un 16 de septiembre de 2013, –el día después de la celebración de la Independencia Nacional–, se levanta temprano, hace unas pocas labores domésticas, y decide darle vuelo a su frágil cuerpo con la ayuda de una cuerda y de la viga de su patio. Ahí su hijo menor la encuentra colgando.
Ella es Andrea. Su memoria mueve esta danza.

Fotografía : © Jorge Izquierdo



















2 comentarios:

  1. Me habría encantado ver la obra, la historia que la origina es muy interesante

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  2. Hermosa danza! Gracias por perpetuar en ella a Andrea.

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